Los días 25 de cada mes se destinan para los “Días Naranjas”, este 25 de julio no puede pasar desapercibido, desafortunadamente los índices de violencia hacia las mujeres han aumentado, para muestra de ello tenemos el caso Debhani, en donde la justicia aún no ha llegado y la verdad acerca de su feminicidio permanece difusa.
Además, en las últimas semanas, se hizo viral el feminicidio de Luz0 Raquel, quien fue quemada viva por su vecino, si bien al contrario del caso en Nevo León, en este caso ya fue identificado el victimario, el impacto de este caso radica en la gravedad del modus operandi del ahora presunto culpable.
Para esto sirven los días 25 de cada mes, para recordarnos que la lucha es día con día, mes con mes y no para ni un segundo porque la violencia no lo hace, pero ¿cómo surgió este día?, pue es parte de la “Campaña Naranja” lanzada en 2008 por la Organización de Naciones Unidas (ONU), a través de la cual se busca un espacio de reflexión y concientización sobre la violencia de género. Buscando una analogía para los tiempos que vivimos, la violencia de género también es una pandemia que existe en nuestras estructuras sociales y económicas, y que ha logrado prevalecer y contagiarse tanto en la vida pública como en la privada.
Si bien todos los tipos de violencia de género se encuentran interrelacionados, desafortunadamente la violencia económica no ha formado parte de los múltiples análisis que se han llevado a cabo. Es innegable que violencia física ataca bienes jurídicos como la seguridad y vida de las víctimas; sin embargo, casi invariablemente uno de los primeros focos en encenderse ante escenarios de violencia contra las mujeres, es la restricción de recursos económicos. Por ello en su prevención se encuentra el camino hacia una nueva forma de relacionarnos.
De acuerdo con el artículo 9 de la Ley de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia para el Estado de Zacatecas, en su fracción cuarta la define como: “Cualquier acto u omisión realizado por la persona agresora que afecte la libertad de disponibilidad de recursos económicos de la víctima. Se puede manifestar a través de limitaciones al ingreso o a la disponibilidad de las percepciones económicas, incumplimiento de las responsabilidades alimentarias, exclusión o discriminación en la toma de decisiones financieras o en la disposición de los recursos compartidos sin la voluntad de la víctima.”
Esta definición nos aporta dos ejes principales para el análisis de este fenómeno en Zacatecas. El primero es la afectación a la libertad de disponibilidad de recursos económicos de la víctima, pues implica la dependencia económica de las mujeres con su agresor, y se convierte en una de las limitantes para poder romper con los círculos de violencia.
En este sentido, el empoderamiento económico de las mujeres se convierte en pieza clave en conjunto con la autonomía económica. Ambas configuran el objetivo de brindar herramientas a las víctimas, a fin de que se visualicen como personas capaces de generar recursos propios, dejando a un lado la dependencia económica.
El segundo elemento de importancia es la “exclusión o discriminación en la toma de decisiones financieras”. En este sentido, la educación financiera es otra de las herramientas bases para enfrentar la violencia económica contra las mujeres.
El desarrollo de las capacidades financieras de las mujeres es esencial para la prevención y erradicación de la violencia económica, pues es clave para que las mujeres se asuman como capaces de evaluar los riegos y beneficios financieros, para la toma de decisiones racionales.
Los casos como los de Debhani y Luz Raquel, no pueden ni deben repetirse desafortunadamente en México 11 mujeres al día fallecen a causa de la violencia de género, esto debe parar y el empoderamiento económico es pate de ello.
25 de julio de 2022
M.F. María del Carmen Salinas.
Tesorera del Senado de la República.