Algunas veces hemos escuchado que tan solo existen dos emociones básicas de las cuales se derivan todas las demás, el AMOR y el MIEDO, siendo así que del amor se desprende la gratitud, compasión, ternura, paciencia, esperanza, etc. y del miedo se derivan la ansiedad, desconfianza, fobia, inquietud, terror, preocupación, por mencionar algunas, pues bien, todos lo seres humanos oscilamos o transitamos de manera habitual por las dos emociones según la exigencia de la situación o de la actitud con la que estamos enfrentando algún suceso importante en nuestras vidas, por ejemplo un evento del cual nunca imaginamos ser protagonistas, algo que nos pone a prueba y que nos conecta con un dolor emocional o tristeza que jamás hubiéramos imaginado, sin embargo la vida tiene matices variados como un el día y la noche, la luz y la oscuridad, la enfermedad y la salud, algunas veces nos toca enfrentar momentos tristes o adversos que requieren posicionarnos desde una elección que debemos de hacer y elegir como enfrentar dichos momentos.
Cuando la adversidad toca a la puerta nos pone a prueba, no solo eso, sino que nos obliga a reaccionar de manera a veces instintiva o a veces razonada, pero al fin siempre nos exige dar una respuesta, por ejemplo, cuando en una familia se presenta un diagnóstico poco favorable o alentador para alguno de los integrantes a cerca de una enfermedad y cuya esperanza de vida depende de tan solo unos meses, semanas o días, hay quien prefiere ser participe de sus cuidados, sus atenciones o sus tratamientos y actuar de manera activa hasta el final de la historia, mientras que para otros integrantes es tan difícil enfrentar ese dolor que prefieren ausentarse un poco y eligen mirar la situación con algo de distancia, incluso deciden que es muy difícil ser participe y que preferirían verle o recordarle como cuando sus condiciones de salud eran favorables y la persona enferma gozaba de alegría y vitalidad.
La pregunta obligada es ¿Quién de las dos personas está actuando de manera correcta? Sin duda sería un juicio bastante severo de responder, las dos personas están actuando en base a su emoción dominante en ese momento, emoción que podemos transitar, pensando que de esas dos opciones siempre podemos utilizar el AMOR como un recurso para dar una respuesta y pasado el impacto o tristeza que nos genere la noticia, podemos abrazarla, sentirla y posicionarnos desde una respuesta amorosa que todo ser humano necesita en esos momentos.
Me queda claro que las personas siempre actuamos de la mejor manera posible y hacemos todo lo que esta de nuestra parte para enfrentar la adversidad, la tragedia o la pena de la mejor manera y hacemos todo para dar lo mejor de sí ante ella, lo que es claro que no se pueden dar las dos emociones en un mismo instante o eliges el AMOR o eliges el MIEDO, por su puesto mi deseo es que elijas el primero y sea el mismo AMOR la emoción dominante y la que prevalezca y acompañe cualquier adversidad que la vida te presente.