En un mundo globalizado e interconectado más que ninguna otra época en la historia de la humanidad, La inseguridad se ha convertido en uno de los principales temas de preocupación a nivel mundial y el Estado de Zacatecas no escapa a esta realidad; en una sociedad que por momentos pareciera desvanecer ante el incremento de tanta violencia que unos cuantos generan y que tal como lo asienta Fernando Savater en su libro los siete pecados capitales, reflexiones que suscitan deterioros en nuestra vida diaria, algunos devaluados y otros con ciertas transformaciones y encontramos que una infinidad de caminos nos llevan a nuevas formas de representar aquellos pecados.
La aparición y confluencia de diversos factores como las crisis económicas, la apertura de los mercados, la transformación del Estado, los conflictos sociales y políticos, así como el deterioro ambiental, los procesos desiguales de urbanización y la densidad poblacional, entre otros, han traído consigo no solamente el incremento de la violencia, sino también el aumento de la inseguridad económica, social y política. Es necesario reconocer que la inseguridad, la violencia y la delincuencia son problemas que afectan y tienen un enorme impacto en la sociedad, pues los costos y efectos de la violencia sin lugar a dudas son un obstáculo para el desarrollo humano, el cual debería de ser sostenido, constante y acelerado, con el fin de que la propia sociedad disfrute en colmena del fruto de su esfuerzo y que este esfuerzo se transmute en prosperidad, paz y armonía social.
La violencia se transmite de generación en generación y no podemos ni bebemos correr el riesgo ni mucho menos permitir que esta se normalice en nuestra vida cotidiana, pues el resultado será sin lugar a dudas el deterioro del capital social y la disminución de la calidad de vida de las personas, además de crear una desconfianza en las instituciones y en los procesos democráticos que tanto han costado a toda la sociedad.
Lo que la sociedad necesita, son policías que sean profesionales, por lo que debemos, primero, recuperar la confianza social con ejemplo, con trabajo, con honestidad como lo hacen cientos de compañeras y compañeros uniformados día a día, donde la esencia del policía se conforme por un conjunto de principios, valores, comportamientos y actitudes que lo distingan de los demás actores sociales, un policía respetable es aquel que con su conducta demuestra firmeza, seguridad, criterio, amabilidad, seriedad, responsabilidad, honestidad, disciplina, educación, espíritu de servicio y espíritu de cuerpo. Y que la confianza que la ciudadanía ha depositado en él por ninguna razón, motivo y bajo ninguna circunstancia se debe defraudar, antes bien esa se convierte en una responsabilidad más grande.
Por tal virtud hoy más que nunca se hace necesario el apoyo a las labores de seguridad pública, por ello hoy como nunca se dota de todas las herramientas necesarias para el cumplimiento de esa tan importante labor como es la de brindar seguridad a las y los Guadalupenses con la entrega de más patrullas y moto patrullas, así como el armamento, equipo y mejores condiciones de seguridad social con doble seguro de vida, así como un salario digno para nuestras y nuestros policías, siendo la policía municipal de Guadalupe la más apoyada de todas las corporaciones en el Estado.