La humanidad como espécimen biológico podemos inventar y elegir nuestra forma de vida a diferencia de otros seres vivos. Y es ahí donde estriban nuestros éxitos y fracasos al momento de tomar decisiones acertadas o equivocadas, mismas que invariablemente traerán consigo las consecuencias de esos actos y el resultado por ende dependerá de nuestras propias acciones.

La seguridad publica marca parte de la agenda en lo local, nacional e internacional por la magnitud y gravedad que reviste el tema, pero ¿Qué estamos haciendo?, ¿Qué puedo hacer para sentirme seguro y que los demás también se sientan seguros?, además ¿Cómo puedo desde mi espacio, desde mi ámbito personal, laboral, vecinal, e inevitablemente como un miembro más del conglomerado social participar en la construcción de seguridad?.

“El futuro no es el lugar hacia donde nos dirigimos. Es el lugar que estamos construyendo y que dependerá de lo que hagamos en el presente. Por eso, la mejor manera de prever el futuro es crearlo” (Nancy Duarte).

Estamos viviendo de manera muy acelerada, enajenados con factores externos que muchas veces dañan nuestra esencia de seres humanos, estamos perdiendo la sensibilidad y cada vez más nos mostramos ajenos ante los hechos que les puedan pasar a nuestros congéneres, así como sus necesidades, vivimos bajo el lema de que no es de mi familia o mi amigo o simplemente no lo conozco no se quien sea y bajo ese entendido no nos ayudamos.

El mundo no cambiara por sí solo, debemos cuanto antes actuar ante el monstruo de violencia que tenemos enfrente y construir entre todos una mejor sociedad, y no solo por necesidad u obligación sino por la construcción de una mejor calidad en nuestra conveniencia, y para eso es obligación de todos modificar estilos de vida que NO reproduzcan violencia e inseguridad desde nuestros propios usos y costumbres en torno a la música que escuchamos, las series televisivas y redes sociales y todo aquello que haga apología de la violencia e inseguridad.

El tema de la seguridad nos plantea desafíos de gran envergadura para todos, no solo desde la parte institucional, este problema nos debe llevar a la reflexión y a los actos que deriven de esa reflexión en el problema de la violencia, sus costos y sus efectos, debemos plantearnos una participación proactiva que es imprescindible para que podamos tener una convivencia armónica, mediante una actitud positiva en nuestra cotidianidad, además de que podamos involucrarnos en la toma de decisiones y en la construcción de soluciones, pues la seguridad de todos solo podrá ser posible si solo si, impulsamos actitudes y practicas solidarias que reconozcan el valor de las personas en un proyecto en el que todos podamos mantener y garantizar la prevalencia de ambientes saludables en la convivencia cotidiana.

Y en consecuencia de lo anterior todos debemos de tener siempre en mente que la seguridad comienza por cada uno, continua en nuestra familia, permea en nuestros vecinos, amigos y en mancuerna con las instituciones encargadas de brindar esa seguridad, paz y armonía públicas, y entonces si solo si podremos cristalizar nuestros anhelos en tener entornos más seguros en el presente y futuro de nuestra sociedad.

Diego Varela de león.
Libre pensador, amante de la música, la lectura y el deporte.


 
 

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