Entre infamias y calumnias, además de amenazas cobardes y sinvergüenzas y de hacer y promover la apología del delito, entre discursos morales y señalamientos que tratan de convencer a la sociedad de tal o cual cosa en contra de una persona y de su familia que lo único que aspira es a servir a su estado y que la propuesta está encaminada a un cambio verdadero y profundo desde la raíz; cuantas voces diáfanas que en el ayer propusieron que la seguridad se mejoraría “unidos todo es posible” “zacatecas marcha bien con mejores resultados” “trabajemos diferente” y nunca lo consiguieron y con dedo de fuego unos y otros de los adversarios políticos señalaron solo infamias y en el presente desgarrándose las vestiduras las defienden a capa y espada cuando los resultados de lo que ellos propusieron hablan por sí mismos y hoy más que nunca la ciudadanía exige respuestas loables y plausibles pues desde hace tres sexenios la inseguridad está en una crisis que medicamente no le pudiéramos llamar crónica o aguda sino en una situación desahuciada y en plena agonía.

Nuestra sociedad ha visto con preocupación y mucha lamentación como se han incrementado tan solo de tres sexenios a la fecha el número de delitos sobre sus personas y sus bienes y el grado de violencia con que se llevan a cabo, por ello la mayoría de la sociedad aplaude el acto de valor civil de demandar y poner énfasis en que el Estado no saldrá adelante con ese tipo de actos cobardes y sinvergüenzas y en general la ciudadanía no permitirá que el miedo, la intimidación, guerra sucia y las calumnias imperen en contra de David Monreal Ávila, quien ha señalado una y otra vez que en el rubro de la Seguridad Publica todos debemos estar convencidos de que esta representa la base fundamental de la convivencia, confianza y respaldo para los ciudadanos y esta garantía no puede ni debe limitarse solamente al acto coercitivo de la sanción del delito, es indispensable extender esta garantía a su prevención, y de ahí la urgencia de devolver a todas y todos los Zacatecanos la paz social y el orden que solo con buenas propuestas honestidad y trabajo será posible y esto no es un ejercicio solo de capacidades individuales, no es un duelo entre políticos inteligentes y otros menos inteligentes (aunque esto si cuenta), ni de iniciativas lucidoras y aisladas, ni mucho menos de opciones sectarias y partidistas, es necesario despojar la lucha contra la inseguridad pública de tintes infames.

El futuro del Estado, dependerá de cómo se resuelva el dilema de la seguridad pública como un pacto con los ciudadanos, un tema que nos aqueja y nos duele, que nos preocupa y ocupa, y que es necesario que en lugar de las infamias y calumnias, además de amenazas cobardes y sinvergüenzas y de hacer y promover la apología del delito estemos preocupados en la propuesta de como tener fuerzas de seguridad publica tanto estatales como municipales más fuertes, capaces, más científicas y técnicas que realmente sirvan a la sociedad y no que se sirvan de esta, como parte de un andamiaje y de una pieza de justicia con la profesionalización de la Fiscalía y de todas las policías en el estado en materia de seguridad pública que tanto requiere y aclama la sociedad.

El “si se puede” no solo es una consigna futbolera ni una proclama voluntarista de politiquería, tiene que ver más con el ser humano en su profundidad, por ello, junto con José sanmartín decimos “la biología nos hace agresivos, pero es la cultura la que nos hace pacíficos o violentos”.

es tiempo ya de enfrentar  y aplicar una propuesta basada en modelos que realmente resulten en beneficio para la ciudadanía y no seguir solo con el que siempre hemos implementado hasta hoy que es el reactivo, el cual no nos ha dado resultados. Más que tener una sociedad fragmentada por el miedo y la zozobra, es tiempo ya de implementar un modelo integrativo. Pues no podremos disculparnos de no haber prevenido y tomado medidas al respecto y seguir sufriendo las devastadoras consecuencias de este tipo de actividades indeseables tal como hoy señalan los infames.


 
 

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