Para poder dilucidar de manera sucinta de las causas y factores criminógenos, habrá que asentar en primer término que la causa criminógena es la circunstancia indispensable sin la cual un comportamiento criminal no se llega a manifestar, mientras que el factor favorece y la causa produce la conducta criminal, es ahí donde la criminología se encarga de demostrar los factores y las causas primeras del comportamiento desviado. Por otro lado tenemos que las circunstancias provocan solamente las ocasiones o estímulos suplementarios del crimen, por lo que brindan elementos de oportunidad al delito, lo cual nos orienta al estudio de la etiología criminal, entonces pues el termino factor es utilizado más en la criminalidad, mientras que el termino causa es empleado a nivel del comportamiento criminal individual, de acuerdo a lo anterior sería incorrecto aseverar que la pobreza no es una causa de la criminalidad pues no todas las personas que carecen de recursos económicos son criminales, y para reafirmas lo anterior habrá que decir que hay personas con bastantes recursos económicos y son criminales.

De acuerdo a lo anterior igualmente habrá que destacar que la realidad y la historia nos ha enseñado que no siempre el factor criminógeno es la causa del crimen, al igual que hay cientos de miles de casos en los que la causa no era previamente un factor criminógeno, pues ocurre con más frecuencia de la que nos podemos imaginar que los factores criminógenos en general se transformen en causas criminógenas en particular, de lo cual podemos desprender que a mayor cantidad y superior calidad de los factores criminógenos, el individuo puede ser considerado más proclive a criminalizarse por la interacción con el medio, pues el hombre actúa y se determina por sus circunstancias, y aquí es donde entra la triada delictiva la cual está compuesta por motivos, medios y oportunidad, de tal suerte que cuando el individuo comete una conducta desviada, esta tiene sin lugar a dudas una causa la cual se encuentra entrelazada con otras causas e influenciadas por factores que contribuyen a su fin.

Por ello la importancia de una adecuada implementación de la prevención social del delito, mediante el conjunto de políticas públicas, programas y acciones orientadas a reducir factores y casusas de riesgo que favorezcan la generación de la violencia y delincuencia, así como combatir las distintas causas y factores que la generan, son procesos que demandan acciones de corto, mediano y largo plazo que deben estar orientadas a lograr de manera gradual, cambios socioculturales que permitan la configuración de relaciones y espacios libres de violencia, delitos y conductas antisociales, de ahí la importancia de buscar una transformación a nivel individual, familiar y social que nos permita como sociedad reducir significativamente las causas y factores negativos proclives al delito, y encontrar nuevas formas positivas de convivencia pacífica, orientadas en un respeto irrestricto a los derechos humanos, que en consecuencia ayudara a mejorar las condiciones de seguridad y obviamente elevara la calidad de vida tanto individual como colectivo.


 
 

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