Hace unos días tuve el privilegio de reunirme con mis compañeras y compañeros de la generación 1990-1995 de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Fue un reencuentro entrañable, lleno de memorias y de anécdotas, pero también de reflexiones profundas sobre lo que significa haber sido formada en una universidad pública.
Caminar nuevamente por los pasillos de la UAZ me hizo recordar que la educación pública no sólo me dio una carrera, me dio un rumbo de vida. Transformó mi historia personal, me enseñó disciplina, compromiso y el valor del esfuerzo colectivo. Lo que aprendí en sus aulas y lo que compartí con mis maestras, maestros y amigas de generación me formó no sólo como profesionista, sino también como ser humano. Hoy, a treinta años de distancia, puedo afirmar con certeza que mi vida no sería la misma sin la educación pública.
Por eso, este reencuentro no fue sólo una celebración de 30 años, fue también una reafirmación de algo que tenemos muy claro en el proyecto de la Cuarta Transformación: la educación pública es prioritaria. Es la herramienta más poderosa para cerrar brechas de desigualdad, para generar oportunidades reales y para garantizar que Zacatecas y México tengan un futuro más justo y equitativo. La 4T ha insistido en ello, y en nuestro estado debemos seguir poniendo la educación en el centro de toda estrategia de desarrollo.
La Universidad Autónoma de Zacatecas es un ejemplo vivo de lo que significa invertir en educación. Sus egresadas y egresados, hoy profesionistas exitosos que contribuyen en distintos ámbitos de la vida pública y privada, son prueba de que la apuesta por la educación pública rinde frutos. Cada aula, cada maestra, cada maestro y cada generación formada en sus pasillos es una semilla de transformación social.
La educación pública, además, es una expresión de justicia social. Es la posibilidad de que cualquier joven, sin importar su origen, pueda aspirar a un futuro mejor. Ese principio está en el corazón de la Cuarta Transformación y debe permanecer como guía de nuestras políticas públicas en Zacatecas. Garantizar que ninguna niña o niño quede fuera de la escuela, que cada estudiante tenga las condiciones para concluir su preparación, es la manera más sólida de construir un estado con desarrollo humano y bienestar.
En mi vida personal y profesional, he sido testigo de cómo la educación pública abre puertas. Lo vi en mis compañeras y compañeros de generación, lo veo hoy en las y los jóvenes que estudian en la UAZ con los mismos sueños que alguna vez tuvimos nosotros. Por eso, mi compromiso como servidora pública es seguir defendiendo la educación como el mejor legado que podemos dejar a las próximas generaciones. La educación pública transforma vidas, transforma familias y transforma sociedades enteras.
A nombre de mi generación, quiero expresar gratitud a nuestra alma máter. Porque la UAZ no sólo nos dio conocimientos, nos dio valores, amistades que hoy son familia, y la certeza de que la educación cambia vidas. Esa es la riqueza más grande que Zacatecas tiene y la que debemos cuidar.
Hoy, como Secretaria de Administración, reitero mi compromiso de seguir defendiendo la educación pública como una prioridad. Porque invertir en las niñas, niños y jóvenes es la mejor forma de construir un Zacatecas con justicia, igualdad y esperanza. Y porque, como me enseñó mi propia historia, la educación pública transforma vidas y transforma sociedades.
M.F. María del Carmen Salinas Flores
Secretaría de Administración del Estado de Zacatecas