¿Mujeres juntas ni difuntas?, ¿Cuántas veces han escuchado esta frase?, o incluso cuántas veces la hemos dicho, esto tiene su base en la rivalidad y competencia creada entre mujeres, por eso en este mes del amor y la amistad hoy me atrevo a preguntarse, si esta frase nos representa y si puede existir una verdadera amistad y sororidad entre nosotras.
Negar que ha existido por años una formación hacia las mujeres en las que nos identificamos como competencia es querer tapar el sol con un dedo, aceptar que esto se ha forjado entre nosotras es parte esencial de comenzar a hacer las cosas diferentes.
La rivalidad creada entre mujeres, gracias a los patrones sociales, se convierte en uno de los obstáculos para el empoderamiento económico de las mujeres, pues incluso en algunas situaciones el impedimento para que podamos desarrollarnos profesional, académica o laboralmente se encuentra minado y lleno de resistencia por otras mujeres.
La educación que por mucho tiempo ha predominado es esta, los patrones sociales son difíciles de romper, pero no imposibles, la rivalidad entre mujeres solo es una parte de la realidad, pero no representa lo que realmente somos, ni tampoco el camino que estamos forjando juntas hacia la igualdad.
Ahora, me gustaría preguntar cuántas de nosotras no hemos sido el apoyo para alguna hermana, amiga, hija o compañera, o al contrario cuántas de nosotras no hemos recibido el apoyo por parte de otra mujer para lograr alguna meta profesional, laboral o personal.
Ejemplo de esto son las madres jefas de familia, en donde sus madres, hermanas, amigas les apoyan en la crianza de sus hijos e hijas mientras trabajan, estudian o cumplen un turno extra en el trabajo, estos son los verdaderos lazos de los que debemos hablar, es aquí en lo que las mujeres debemos centrarnos.
¿Han escuchado la palabra sororidad?, se refiere a la solidaridad entre mujeres y es hacia donde debemos caminar juntas, estar unidas en este sendero hacia la igualdad de género, apoyarnos, creer en nosotras, impulsar a que la otra pueda crecer incluso más de lo que lo he hecho yo, de eso se trata esta nueva construcción de relaciones entre mujeres.
La rivalidad y competencia solo nos ha alejado de la igualdad, hemos coartado este camino gracias a viejas costumbres e ideologías que ya no nos representan, es momento de que esta frase de “Mujeres juntas ni difuntas”, se quedé en el pasado.
De nosotras depende que nuestras hijas, hermanas, amigas, compañeras vean en nosotras a una aliada en el camino, de la educación que brindemos a las nuevas generaciones está basada en la ayuda mutua, en el respaldo, en la amistad, en la verdadera sororidad.
Las mujeres podemos estar juntas, trabajar en armonía, formar equipos de trabajo exitosos, crear proyectos, empoderarnos unas a otras, consolidarnos como profesionistas gracias al apoyo de nosotras, desvirtuar esas creencias.
Este día del amor y la amistad, cambiemos y evolucionemos, les propongo que este 14 de febrero apoyen a otra mujer, a una que no conozcan, que solo hayan visto un par de veces, que tengan un gesto de amabilidad, de soporte con ella, ojalá puedan hacerlo y contarme los resultados.
Finalmente, aprovecho este espacio para reconocer a todas las mujeres que me han apoyado en mi camino como profesionista, como pareja, como madre, todas han dejado en mi una huella excepcional y me han hecho formar una verdadera red de apoyo a la que les puedo confiar mi integridad e incluso la de mis hijos. ¡Gracias por hacer sentir la verdadera sororidad!