En el marco de la fecha conmemorativa del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, hay un tema para reflexionar y en donde somos corresponsables: el empoderamiento femenino que es un proceso y pero también, un resultado mediante el cual las mujeres asumimos el control sobre nuestras vidas, somos capaces para establecer agendas propias, adquirimos y nos son reconocidas nuestras habilidades y conocimientos, solucionando problemas y desarrollando la autogestión.
La importancia radica en el alcance que se genera ya que diversos organismos internacionales han identificado que el empoderamiento de la mujer contribuye a construir economías fuertes o a reactivar economías; a establecer sociedades más estables y justas; para alcanzar los objetivos de desarrollo, sostenibilidad y derechos humanos acordados internacionalmente; a mejorar la calidad de vida de las mujeres, hombres, familias, comunidades; y a promover las prácticas y objetivos empresariales.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 aprobada en la Cumbre de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), considera en el ODS 5 a la Igualdad de Género y Empoderamiento de las mujeres y niñas que contribuirá decisivamente al progreso respecto de todos los objetivos y metas de esta agenda, ya que se considera que no es posible realizar todo el potencial humano y alcanzar el desarrollo sostenible si se sigue negando a la mitad de la humanidad el pleno disfrute de sus derechos humanos y sus oportunidades.
Para lograr el empoderamiento, ONU-Mujeres y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (UN Global Compact) nos hablan de siete principios orientados a promover la igualdad de género desde la dirección al más alto nivel, tratar a todos los hombres y mujeres de forma equitativa en el trabajo, respetar y defender los derechos humanos y la no discriminación, el velar por la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y trabajadoras; el promover la educación, la formación y el desarrollo profesional de las mujeres; llevar a cabo prácticas de desarrollo empresarial, cadena de suministro y marketing a favor del empoderamiento de las mujeres; promover la igualdad mediante iniciativas comunitarias y cabildeo; y evaluar y difundir los progresos realizados a favor de la igualdad de género.
En nuestro país, para garantizar la contribución que conlleva la participación igualiaria de la mujer en la toma de desiciones a nivel directivo se estableció de jure, el principio de paridad de género a nivel constitucional y en 86 leyes secundarias. En el caso de Zacatecas, se reformó la Constitución del Estado para garantizar que en la redacción esté presente un lenguaje incluyente y también para hacer obligatoria la paridad de género en la integración del gabinete tanto del gobierno estatal como de los ayuntamientos.
La integración de puestos de paridad a nivel local y nacional es importante pero también lo es ejercerlos con perspectiva de género con políticas públicas que generan mejores condiciones de vida para niñas y mujeres.
Ejercer una vida en igualdad también y sobre todas las cosas pasa por garantizar una vida libre de violencia, en donde niñas y mujeres se sientan seguras de salir a la calle sin miedo de ser violentadas, ni mucho menos de perder la vida.
El liderazgo femenino cruza por no olvidar que las que nos antecedieron abrieron brecha, también que todas merecen la oportunidad de estar en espacios de decisión y en aspirar a que nuestras niñas puedan vivir en paz y con igualdad de oportunidades.