MANUEL IBARRA SANTOS

 

            La revelación hecha por el INEGI la semana pasada sobre el desplome de los niveles de lectura en la sociedad mexicana (y zacatecana), de 12. 3 puntos porcentuales del 2016 a la fecha (2023), se ha tipificado como una verdadera tragedia cultural de dimensiones inconmensurables, que originará en el corto, mediano y largo plazo, impactos negativos en todos los órdenes, incluyendo la dimensión económica.

¿Por qué es una tragedia? En razón de que la lectura es la piedra angular de la transformación económica, de los niveles de productividad, de los estándares de desarrollo humano, del bienestar, de justicia, de democracia y de igualdad social.

Está comprobado empíricamente que las sociedades con mayores indicadores, habilidades y hábitos de lectura, tienen la posibilidad de mejorar sus ingresos económicos y aspirar a una elevada calidad de vida.

Tan es así que las naciones desarrolladas y más ricas del planeta, son aquellas cuyas sociedades están sustentadas en mejores prácticas y hábitos de lectura.

La UNESCO que, por cierto, coloca a México a nivel mundial en el penúltimo lugar (en la posición 107 de 108 países evaluados) en comprensión lectora, afirma que la lectura es condición necesaria para el desarrollo y sus bajos niveles engendran, al contrario, miseria, desigualdad y pobreza.

 La lectura como bien cultural es indispensable, también, para procurar mejores elites políticas. Incluso se puede afirmar que, la consolidación de las democracias de calidad, reclaman sobre todo de mejores lectores (antes que de electores).

No es remoto sentenciar que la lectura es columna fundamental para construir el alma y el espíritu de una nación; es decir, se convierte en el motor que mueve a una sociedad.

Los datos revelados por el INEGI describen el escenario de cómo del 2016 al 2023, se cayeron más de 12 puntos porcentuales los niveles de lectura en la sociedad nacional. Esto implica que los mexicanos leemos menos libros.

La población lectora mayor de 18 años en México en el 2016 era del 80%, en tanto que en la actualidad es sólo del 68.5%. La lectura per cápita en nuestro país en el presente es de 3.4 libros en promedio anualizado, cuando hace siete años era de 3.9 textos.

Zacatecas, según las encuestas sobre el tema levantadas a la fecha, se localiza en una región geográfica de la República donde se leen dos libros por persona al año. Estamos muy por debajo de la media nacional en hábitos de lectura.

Pero eso no es todo: los resultados de PLANEA 2019 (Prueba de Evaluación de los Aprendizajes), dados a conocer previamente a la aparición devastadora de los efectos del Convid/19, ubicaron a los alumnos de educación básica (primaria, en particular) de Zacatecas, en los 3 últimos lugares de aprovechamiento en español y comunicación.

Tenemos que reconocer que esa crisis en los procesos académicos de lecto/escritura en los estudiantes zacatecanos, se profundizaron con la presencia de la pandemia sanitaria en los tres últimos años: 2020, 2021 y 2022. El problema adicional es que carecemos de un diagnóstico actualizado en la materia.

Los resultados escolares en materia de mejoramiento de los hábitos de lectura en los estudiantes de Zacatecas han sido insuficientes, deficientes y pobres.

Por ese sólo factor, se puede afirmar que los bajos niveles de lectura entre los estudiantes, arrastran al sistema educativo de Zacatecas, a que sea uno de los menos eficientes en la República, pues se coloca en la posición 26 (de 32) en calidad de la enseñanza.

Hoy todas las sociedades desarrolladas le han puesto atención a este fenómeno. Las naciones campeonas en hábitos de lectura lo son Japón, Finlandia, Suecia, Francia, Canadá, Noruega, Reino Unido y Alemania (entre otras), pues sus habitantes leen en promedio entre 18 y 22 libros al año.

En Zacatecas requerimos implementar políticas públicas eficientes para elevar los índices de lectura, por lo que ésta representa para el desarrollo.


 
 

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