Por: 

Diego Varela de león.

Libre pensador, amante de la música, la lectura y el deporte.

 

Se dice que la Psicología estudia la conducta del ser humano en todas sus actividades, desde su nacimiento hasta su muerte, de igual manera se dice que es una ciencia porque de acuerdo a sus métodos de investigación son cuestiones que son comprobables por tanto todo lo que se mide y es comprobable, es una ciencia.

La complejidad de nuestro cerebro es tanta, que tal como las exploraciones al universo aún estamos en el principio de algo inmenso por descubrir y conocer, de tal suerte que si bien hay grandes avances al respecto, lo difícil que nos resulta y más aún cuando desconocemos al respecto se nos hace casi inconcebible el pensar más allá de lo que no conocemos. Se dice que la mayor parte de los modelos psicológicos (excepto el conductismo), concibe al proceso de percepción como un proceso complejo por estar inmerso en una realidad interna, conformada por una historia personal, con sus preferencias y rechazos.

Los pensamientos son sin duda un reflejo de varios factores que por citar algunos como la educación que recibimos en el seno familiar, la que recibimos con nuestros hermanos, en la escuela, en la religión, con nuestros amigos, y hasta en la misma calle, y a todo esto le podríamos llamar que son acuerdos o decretos que nos ha venido construyendo a lo largo de nuestra vida, y de eso se derivan muchos de nuestros pensamientos así como de las fantasías que nos creamos, pero todo debido a los acuerdos o decretos que nos han impuesto aunado a los que nosotros mismos nos hemos decretado. Y en todo esto siempre está presente la certeza y la duda, que invariablemente se presenta en todos los seres humanos en las diferentes etapas y vivencias de nuestra vida, la duda es lo que desconocemos y la certeza lo que conocemos o sabemos que pasara, resultado esta última del conocimiento que tenemos al respecto de tal o cual cosa y todo lo anterior estará invariablemente basado en toda esa formación que recibimos.

De lo antes expuesto, mucho tiene que ver la prevención de las conductas antisociales, de tal suerte que es importante que como sociedad y por supuesto todo inicia en el núcleo familiar, donde debemos observar pero sobre todo tener la pericia en la prevención de la conducta de nuestros hijos desde su etapa temprana en la niñez para que puedan tener mejores herramientas en la etapa de la adolescencia, etapas fundamentales en la estructuración del pensamiento y de la personalidad de todo individuo, que es en estas etapas donde se delinean no solo el carácter y preferencias además de conductas, mismas que traerán consigo situaciones positivas o negativas según sean nuestras acciones, pero delineadas del aprendizaje en dichas etapas de nuestras vidas, de tal suerte que es de suma importancia para los padres de familia empezar con el pie derecho desde la niñez en torno a la educación y conducción de nuestro hijos, que seamos siempre propositivos e impecables con nuestras palabras y acciones, pues gran parte de la enseñanza que recibirán nuestros hijos estarán basadas en el reflejo de lo que ellos mismo vean y escuchen de nuestra parte.


 
 

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