• Tristán Ulloa, que le da vida al padre de la joven asesinada, cuenta cómo fue abordar a Antonio Bastera


Por: Maria Eugenia Capelo

 

La serie de Netflix, El caso Asunta se convirtió en la ficción que todo el mundo está comentando. Incluso los propios actores se encuentran dando entrevistas y posteando impresiones sobre sus propios roles. Tristán Ulloa (Berlín) le da vida a Antonio Basterra el padre de la pequeña Asunta que fue asesinada según la justicia, por sus propios padres.

“Tenía un vago recuerdo de lo que era el caso de Asunta, pero no sabía los pormenores, no sabía los detalles, no sabía muy bien a lo que me enfrentaba”, describe Ulloa en una charla publicada en la cuenta de Netflix en Instagram

La escena creativa contemporánea ha encontrado en la ficción un refugio para explorar y contar historias que desdibujan la línea entre la realidad y la invención. Este enfoque supone un reto, en especial cuando los creadores se enfrentan a narrativas que tocan fibras delicadas, como es el caso de historias inspiradas en eventos reales que han conmovido a la sociedad. La serie que aborda la vida de Asunta, se ha visto envuelta en una serie de interpretaciones dramáticas que buscan defender la complejidad de sus personajes sin caer en el juicio simplista.

“Nuestro trabajo, tanto el de Candela (Peña) como el mío, ha consistido en defender al personaje por encima de todo, sin juzgarlo”, explica Ulloa, resaltando la intención de aproximarse a la trama con un enfoque humanizador que trasciende la polarización. Esta perspectiva no es trivial, ya que implicó una inmersión profunda en el contexto y las emociones que rodean a los personajes, en un intento por ofrecer una representación equilibrada. “Hemos tomado determinadas licencias” en aras de construir un relato que, si bien se inspira en hechos reales, no deja de ser una obra de ficción con elementos inventados para enriquecer la narrativa. Esta decisión creativa, aunque arriesgada, abre un diálogo sobre la responsabilidad del arte en la representación de la realidad. “Hay momentos que se han ficcionado, se han inventado momentos que no hay constancia real de esos momentos”, aclara el actor.

La producción ha generado emociones encontradas entre el equipo creativo debido a la conexión personal y el compromiso con el proyecto. “Me abrumó hasta el punto de plantearme seriamente de descartarlo”, admitió el actor reflejando el dilema ético y emocional que supone abordar un tema con tantas aristas sensibles. Esta confesión desnuda la complejidad detrás de la creación artística, especialmente cuando se entretejen la empatía y el respeto por las historias que se cuentan. “Había cosas que me tocaban personalmente muchísimo y había cosas que me daban mucho respeto y miedo”, agrega Ulloa.

Se hace evidente que la tarea de representar a personajes en circunstancias tan difíciles requiere una dedicación que va más allá de lo profesional; se trata de un compromiso ético con la verdad y la empatía.

Ulloa ha enfatizado que, a pesar de las licencias creativas tomadas, el corazón del proyecto radica en un profundo respeto por la historia que cuentan. Esto se traduce en un esfuerzo consciente por equilibrar la ficción con la sensibilidad hacia los temas tratados, lo cual representa un desafío significativo en el acto de traducir la vida real al arte. En este sentido, la obra se erige como un testimonio del poder del storytelling para comprender, interpretar y, en última instancia, conectar con las complejas dinámicas humanas. “Qué difícil es a veces dejar lo que Tristán piensa o lo que pueda llegar a pensar y ejercer de abogado. A un personaje lo tienes que defender a capa y espada”, concluye.

Esta incursión en los límites de la ficción frente a la realidad no solo dialoga con la audiencia a un nivel emocional, sino que también invita a la reflexión crítica sobre los modos en que consumimos y interpretamos las narrativas que nos rodean. La historia de Asunta, aunque difuminada entre hechos y ficción, resuena como un recurso valioso para examinar las profundidades de nuestra empatía, los prejuicios implícitos en nuestro juicio y la manera en que elegimos recordar los eventos trascendentales.


 
 

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