El vocablo luto es de origen latino y proviene de la palabra “luctus” cuyo significado es dolor, pero no se refiere a un dolor físico, sino emocional. Se trata de un signo de pena y duelo al externar los sentimientos que preceden a la pérdida de un ser querido, esta expresión puede ir acompañada de ritos, vestimenta o acciones que simbolicen la pena por el momento por el que se está atravesando.
Con frecuencia confundimos el luto con el duelo, el luto representa como se expresa el dolor por la pérdida de manera pública, mientras que el duelo es una experiencia o proceso personal.
Los rituales del luto como el ser acompañados por amigos y familiares, prepararse para el funeral, así como el entierro o separación final con frecuencia dan estructura y ayudan a llevar de mejor manera el proceso de duelo.
El luto también es un tiempo necesario que ayuda a soportar el impacto emocional, la reorganización de actividades y la forma de adaptarnos a una nueva realidad.
Cada sociedad o familia tiene normas y costumbres puntuales de lo que habrá de realizar en dichos rituales, pero más allá de lo que se elija o no, el fin siempre será reiterar el vínculo y el cariño entre los dolientes, así como hacer un homenaje a la vida de la persona que recién ha fallecido, también nos brindan la oportunidad de refrendar el apoyo y sostén por parte del entramado de personas cercanas que se unen para expresar solidaridad ante los momentos adversos de la vida.
La decisión de cómo vivir el luto siempre será personal, pero sin duda darse el tiempo de hacer una pequeña pausa nos puede ayudar a aminorar el dolor y así como a dar paso a el proceso de duelo y a una nueva etapa de resignación y resignificación del proceso.
@VioletaGonzalezTanatologa