MANUEL IBARRA SANTOS
Inicia políticamente el 2021 en Zacatecas mediado por una gran movilidad de las fuerzas políticas, además por una implacable, feroz y encarnizada disputa por el control del poder público en la entidad que conducirá a unas elecciones que motivará al ejercicio ciudadano del voto por una de dos alternativas: el cambio y la transformación, o bien por la continuidad y la conservación de los tradicionales privilegios.
La disyuntiva es que en este escenario de enconada lucha prevalezca y se imponga el riesgo de distribuir el territorio zacatecano en feudos y cachitos de poder, en una especie de ejercicio hegemónico de balcanización de la política, que impida al final de cuentas implementar un gran proyecto sólido e integral de transformación del Estado. Eso sería criminal para el desarrollo de Zacatecas.
Lo real y cierto, también, es que las manifestaciones de este inicio de semana, por el centro de la ciudad capital, demuestran que la fuerte disputa por el control del poder en Zacatecas, de cara a las próximas elecciones, se librará y decidirá en un elevado porcentaje, en territorio y al interior de MORENA, al igual que entre las innumerables fracciones lopezobradoristas.
Eso seguramente lo sabe David Monreal, Coordinador para la Defensa de la 4T en Zacatecas, quien inequívocamente implementará en su dispositivo de campaña, una estrategia de amplia inclusión ciudadana, de sus sectores, de las distintas fuerzas políticas en la entidad, así como de las diversas expresiones que coexisten al interior de Movimiento Regeneración Nacional.
La creación del edificio de la alternancia en Zacatecas hacia el polo de la izquierda moderada, para y requiere incuestionablemente de la realización de un excepcional trabajo de construcción de razonables consensos con las fuerzas que compartan la necesidad del cambio.
Eso implica tratar con mensura e inteligencia, la probable incorporación de facto de las corrientes ultra-radicales y conservadoras, cuyos fines, no están posadas en la estimulación del cambio en favor de la sociedad, sino más bien en preservar sus intereses facciosos, individuales y de grupo.
Es indudable, por eso, que el voto ciudadano en los comicios de este año se resolverá en las urnas entre dos opciones:1.- alternancia/cambio y 2.-continuidad/permanencia. Esta última alternativa implica una posible ruptura y divorcio con el régimen nacional de la 4T. ¿Le conviene esto a Zacatecas?
En la sucesión Zacatecas 2016 –es menester recordar-, triunfó la continuidad con Alejandro Tello a la cabeza, quien obtuvo el 38.5 por ciento del total de los votos, de la mano de la operación política a su favor de Miguel Alonso, su antecesor, y con el respaldo del gobierno de Enrique Peña Nieto. Al proyecto de Tello se sumó en esa ocasión, igualmente, una expresión del PAN, la que durante estos años ha sido beneficiara de los privilegios del poder y está pugnando, como es lógico, por la línea de la continuidad. Por cierto, algunos de esos representantes se sumaron a las manifestaciones de este pasado domingo por el centro de la ciudad.
En los comicios del 2016, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) aportó al triunfo de Tello la cantidad de 174 mil 572 votos. El gran diferencial para ganar la elección lo aportaron sus aliados políticos de entonces. En tanto David Monreal, candidato de MORENA al gobierno de Zacatecas, obtuvo ese año, la cifra de 187 mil sufragios a su favor.
Lo anterior significa que sí Alejandro Tello hubiera participado solo siendo postulado únicamente por el PRI en el 2016, habría fracasado y perdido con relativa y rotunda facilidad.
Los porcentajes de votos con los que ganaron los gobernadores en las tres anteriores elecciones, son los siguientes: Amalia García Medina 46%, Miguel Alonso 43% y Alejandro Tello 38.5%.
Lo que hay que hay que tomar en cuenta es que la mayor debacle que ha sufrido en Zacatecas el PRD, luego de que se le había dejado en una posición ventajosa y de gran fortaleza, se registra en la sucesión gubernamental del 2010. Eso implica que el perfil del candidato cuenta mucho y no sólo el programa.
En la sucesión 2004 triunfa el PRD con Amalia García a la cabeza, con un 46 por ciento de los votos. Seis años después (2010), con Antonio Mejía como candidato, el mismo partido es derrotado de manera avasallante y ese instituto político apenas obtiene el 23% del total de los sufragios en la entidad.
Pero no solamente eso. Sino no que también es derrotado en la mayoría de los ayuntamientos donde tenía presencia política. En el 2016, un total de 36 municipios cambiaron de partido en el poder, es decir un 62 por ciento de ellos. Ahí se desplomó el PRD. ¿Volverá? El tiempo lo dirá.
Hoy en día, la alternancia hacia el polo de la izquierda, requiere construir un amplio consenso entre fuerzas, delinear un amplio programa con políticas efectivas de cambio y tejer una estructura territorial sólida en regiones y municipios zacatecanos.
Y en eso ha estado trabajando con esmero y dedicación, sin exclusión alguna, David Monreal Ávila. La suma cuenta.
POLÍTICA Y LOS INTOLERANTES.
Karl R. Popper, el filósofo creador y promotor del racionalismo crítico en el siglo XX, afirmó en alguna ocasión que “los tolerantes no deben tolerar a los intolerantes, porque entonces, se impone la sinrazón”.