En días recientes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) compartió por primera vez los resultados de la medición de la pobreza multidimensional en México. Se trata de un avance histórico, porque no solo se observan los ingresos de las personas, sino también su acceso a derechos fundamentales como la salud, la educación, la seguridad social, la vivienda, la alimentación, entre otros. En otras palabras, esta nueva metodología nos permite comprender la pobreza en toda su complejidad, reconociendo que no basta con tener un salario: se necesita una vida digna.
Como parte de la Cuarta Transformación, celebramos que las instituciones nacionales fortalezcan sus herramientas para acercarnos a la realidad con mayor precisión. El combate a la desigualdad no puede basarse en estadísticas parciales ni en diagnósticos incompletos; necesitamos cifras que reflejen lo que las familias mexicanas enfrentan día con día. Y es aquí donde la medición multidimensional nos coloca frente a un espejo más honesto, que revela tanto los logros alcanzados como los retos que aún persisten.
Zacatecas y la visión transformadora
En Zacatecas, sabemos que la lucha contra la pobreza no se reduce a programas asistenciales, sino a construir un modelo de desarrollo que coloque a las personas en el centro. En la Secretaría de Administración hemos trabajado bajo los principios de austeridad republicana y eficiencia del gasto público, con el firme propósito de que cada peso se traduzca en bienestar para la ciudadanía. Esta es la esencia de la 4T: hacer más con menos, eliminar privilegios y dirigir los recursos hacia quienes más lo necesitan.
Los datos que ahora nos ofrece el INEGI deben servirnos como brújula. Si entendemos que la pobreza también es no poder acceder a medicinas, a transporte público seguro, a un trabajo con seguridad social, o a una vivienda adecuada, entonces nuestras políticas públicas deben diseñarse con esa mirada integral. No se trata solo de medir carencias, sino de reconocer derechos.
Derechos y empoderamiento
La 4T ha sido clara en colocar los derechos sociales como el eje de la transformación. Programas como la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, las Becas Benito Juárez para estudiantes, o el apoyo a personas con discapacidad, son ejemplos concretos de cómo se busca garantizar un piso mínimo de dignidad. Pero la transformación va más allá: se trata de generar condiciones para que cada persona pueda desarrollarse plenamente, sin que su origen, género o condición económica se conviertan en barreras.
En este sentido, el empoderamiento económico de las mujeres ocupa un lugar estratégico. Los estudios muestran que cuando una mujer accede a ingresos propios, la pobreza en su hogar disminuye de manera significativa y se generan círculos virtuosos de desarrollo comunitario. Desde la Secretaría de Administración impulsamos acciones que fomentan la igualdad de oportunidades en el empleo público y en la capacitación, porque creemos que el servicio público también debe predicar con el ejemplo.
El papel de la austeridad republicana
La pobreza multidimensional nos obliga a mirar de manera más profunda el impacto de la austeridad. No se trata de recortar por recortar, sino de reorientar los recursos a las verdaderas prioridades. La austeridad republicana es, en esencia, una política ética: implica renunciar a los excesos de la burocracia para liberar recursos que se conviertan en escuelas, en clínicas, en caminos y en proyectos productivos.
En Zacatecas hemos avanzado en la modernización administrativa, en la digitalización de trámites y en la eliminación de gastos superfluos. Estas medidas no son solo decisiones técnicas, sino políticas de justicia social, porque cada peso ahorrado es un peso que se destina a cerrar brechas de desigualdad.
Una visión de futuro
La medición del INEGI también nos recuerda que los retos siguen presentes: aún existen familias sin acceso a servicios de salud de calidad, jóvenes que abandonan sus estudios por falta de recursos, comunidades que carecen de agua potable o de conectividad digital. Estos pendientes no deben desanimarnos, sino impulsarnos a redoblar esfuerzos.
La Cuarta Transformación nos ha enseñado que gobernar es escuchar y que la planeación debe partir de las necesidades reales de la gente. Por eso, este nuevo diagnóstico debe servirnos para ajustar programas, replantear estrategias y, sobre todo, mantener la convicción de que ningún mexicano debe quedarse atrás.
En Zacatecas, lo asumimos como un compromiso ético: administrar con honradez, transparencia y visión de justicia social. Cada acción de la Secretaría de Administración se alinea con ese propósito. Y lo más importante: sabemos que no se trata de una tarea de un solo gobierno, sino de un esfuerzo colectivo donde sociedad e instituciones caminamos juntos.
La medición de la pobreza multidimensional es un hito para México. Nos permite ver con mayor claridad los avances y los desafíos que enfrenta nuestro país. Pero también es un recordatorio de que la transformación es un proceso vivo, que requiere constancia, sensibilidad y visión de futuro.
Desde Zacatecas, reiteramos nuestro compromiso con los principios de la Cuarta Transformación: poner al pueblo por encima de los privilegios, combatir la corrupción y ejercer una administración pública que sirva con eficacia y con ética. Solo así podremos transformar las cifras en realidades y garantizar que la justicia social deje de ser un ideal pendiente, para convertirse en una experiencia cotidiana en la vida de cada zacatecano y cada mexicana.