La resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano para afrontar las adversidades, salir adelante y además salir fortalecido de la situación a partir de ella. En la mayoría de ocasiones las circunstancias difíciles o traumas permiten desarrollar recursos que se encuentran latentes en el individuo y que desconoce aún hasta el momento.
En cuanto a los niños se trata, ellos siempre tendrán un punto de referencia en los adultos más cercanos y queridos, siempre será una fuente de inspiración o ejemplo su manera de afrontar la vida y las adversidades, pero también existen acciones específicas que se pueden fomentar para ayudarles a dar ese paso tomando algunas acciones específicas que ayuden a germinar en ellos una actitud resiliente ante la vida. Aquí tres sugerencias:
1.- Enseñarles solidaridad y Empatía
Cuando un niño se sensibiliza y solidariza ayudando a alguien que lo necesita, sentirá que es valioso y útil, también fortalecerá el vinculo con las personas de su entorno porque entenderá que todos somos piezas importantes de un rompecabezas donde es válido empatizar y que su vez podemos recibir ayuda cuando estamos ante un momento de vulnerabilidad.
2.- Aprender a hacer amigos
Un niño que permanece aislado corre un gran riesgo de sentir inseguridad y miedo al momento de relacionarse con los demás, ellos cuentan con grandes habilidades natas para relacionarse socialmente, a veces lo único que nos corresponde como adulto es prestar atención a sus intereses, amistades y dejarles desenvolverse de manera natural, siendo los vínculos con otras personas los que más fortalecerán su autoestima y aceptación ante su entorno.
3.- Aprender a manejar el estrés y la frustración
Aprender a manejar estos dos aspectos lo harán manejar también la adversidad, lo animarán a resolver pequeñas situaciones y además saber que no todo sale siempre de acuerdo a lo planeado o que algunas veces solo nos quedara como alternativa la actitud con la que respondamos ante tales situaciones.
Siempre será importante animarlos a expresar sus sentimientos reconociendo y validando a todos incluso los negativos, animarlos a pedir ayuda y a creer que las cosas siempre pueden mejorar. Entender que hay desafíos que no podemos evitar y no es un signo de debilidad equivocarse o pedir ayuda, que es mejor darle un sí a solucionarlos.