Si una sociedad se organiza y sobre todo se acostumbra a vivir una vida violenta en sus costumbres, en su cultura, en su estructura económica, en sus prácticas cotidianas, en el abandono de sus espacios públicos, en su definición de responsabilidades y roles sociales, en sus valores, en su ética en sus distintas formas de comunicación, en el ejemplo de las personas adultas, en sus liderazgos y en el comportamiento de sus autoridades, no se puede esperar que algún cuerpo de profesionales (policías, fiscales y jueces) enfrenten y resuelvan el problema dada esa descomposición social, por más reformas que se hagan a las leyes y a las instituciones para hacer eficiente y confiable el sistema de prevención y de justicia penal, se hace pues imperativo que en donde se presenten esas condiciones de inseguridad se realice un cambio de dirección hacia una mayor atención de los factores socio-culturales en la formulación de políticas y estrategias plausibles a una mejor seguridad ciudadana.
De tal suerte que por todos los medios debemos procurar exista una seguridad ciudadana que este cimentada en el factor primario de la prevención social por excelencia que es la de anticipar todo tipo de conductas, sin dejar de atender la prevención secundaria que está orientada a esas conductas antisociales que se cometen por individuos o grupos específicos claramente identificados como proclives a la violencia y delincuencia y como último entramado la prevención terciaria dirigida propiamente a la rehabilitación de las conductas antisociales que ya fueron cometidas pero que con dicha rehabilitación se desean individuos que realmente se reinserten rehabilitados ante la sociedad.
Y convencidos de que en todos los casos de nuestra cotidianidad la premisa respecto a que una sociedad bien consolidada, organizada y culturizada en temas de bienestar común para todas y todos, donde la máxima sea siempre ese bien común que la situé en mejores estadios de crecimiento sociocultural, económico y democrático, y esta noción tiene referencia en el espacio social en el que todos los actores conjugan sus esfuerzos, se relacionan, interactúan, se asocian, se organizan y participan, la sociedad civil como entramado asociativo presente en el espacio social, constituye el ámbito en el que las personas colaboran en diversas formas organizativas que tienen que ver con el bienestar de todas y todos como única humanidad que conocemos y que por más que tratemos de conquistar las estrellas o viajar en el tiempo inmediato no tenemos otro espacio para vivir que nuestra madre tierra y a ella hay que cuidar en su medio ambiente que es por supuesto muy importante para nuestro propio desarrollo, pero igualmente en la conciencia social de una vida sin violencia y alejados de las conductas indeseables que tanto lastiman a nuestros propios congéneres y es ahí donde radicara la importancia que como sociedad se consoliden nuestros esfuerzos en generar esos espacios sanos de convivencia, donde exista por sobre todas las cosas el respeto irrestricto entre las personas que deberá ser siempre el ideario que como sociedad tengamos siempre en mente.