Una de las batallas más cruentas que estamos tratando de librar como sociedad global está en el consumo de drogas, principalmente de las llamadas sintéticas como el cristal y el fentalino opioides sintéticos que han devastado comunidades en algunas partes del mundo y que tan solo como ejemplo tomamos como referencia un suburbio en la ciudad de Philadelphia del Estado de Pensilvania en el vecino país del norte, llamado Kensignton, también conocido como “el barrio de los zombies” donde las escenas que se aprecian simple y sencillamente son devastadoras al ver los estragos que dejan las drogas en la humanidad de las personas que las consumen, pero para no ir muy lejos, en nuestro país el tema del consumo de drogas está causando estragos que sin duda no solo nos deben de preocupar sino sobre todo de ocupar, pues el consumo de drogas cada vez está más a la alza, según la última encuesta nacional sobre salud mental y adicciones donde alerta la secretaria de Salud un aumento significativo en nuestro Estado (Zacatecas) en el consumo tanto de cristal como de fentanilo, donde el consumo de cristal supera al consumo de la mariguana como droga más usada en el Estado, algo que nos debe llamar a la reflexión sobre este tema que no es menor en la salud de nuestras niñas, niños y adolescentes.

Las drogas son sustancias que eliminan el dolor, tranquilizan, excitan, aumentan o disminuyen el estado consciente cuyo consumo crea dependencia, y esta indudablemente llevara a una adicción incontrolable en la persona, pues sentirá la desesperación de recurrir al consumo de determinadas sustancias por lo general químicas de modo continúo, que sin duda afectara su salud personal y social, circunstancias donde sin duda influyen factores de riesgo tales como el nivel socioeconómico, la disfunción familiar, la violencia familiar, la violencia social, la baja autoestima, el género, disponibilidad y normalización del uso, la educación y la familia, los amigos, los espacios de convivencia, entre otros.

Las adicciones en las niñas, niños y adolescentes constituye un problema de salud pública sumamente preocupante, pues los riesgos y daños asociados a las adicciones varían para cada sustancia y son sumamente peligrosos, pues dichas adicciones son un riesgo muy grande y consecuencias muy negativas para quienes las consumen, las normas culturales ejercen influencia sobre las normas aceptables del uso de sustancias adictivas en los adolescentes, los daños son de proporciones fatales, por ello es importante disminuir los factores de riesgo, pues cuantos más factores de riesgo tenga una persona, mayor es la probabilidad del consumo de drogas, por otra parte, es tarea de todos favorecer los factores de protección para evitar el consumo en nuestros jóvenes ya que estos reducen el riesgo de consumo.

Los jóvenes deben saber que el consumo deteriora la memoria y capacidad de concentración, entorpece la coordinación y el equilibrio al adherirse a las partes del cerebro que regulan estas funciones, así como la postura, la coordinación y el tiempo de reacción, también se ve afectada la capacidad de realizar tareas como hacer deportes, aprender y retener lo aprendido, conducir un vehículo, igualmente los consumidores pueden experimentar una psicosis aguda que incluye alucinaciones, delirio, pérdida del sentido de la identidad personal o autorreconocimiento, así como pérdida del apetito, incremento del ritmo cardiaco, presión arterial y temperatura corporal, dilatación de pupilas, sueño alterado, náuseas, comportamiento errático y violento, convulsiones, ataques al corazón y consecuentemente la muerte.

Sin duda el tema de las drogas siempre han estado presentes en los usos y costumbres desde el principio de la humanidad, desde las sociedades prehispánicas, hasta nuestros días, donde el uso estaba dado principalmente a temas de salud y rituales, en nuestros días se siguen usando en el ámbito de la ciencia médica e investigación respecto a algunos tratamientos en temas de la salud y recetadas según los tratamientos de los mismos especialistas en la salud humana, sin embargo el uso que le hemos dado a las drogas resulta en un giro de 360° en otros términos tales el control de algunos padecimientos como el dolor, la ausencia de sueño, la falta de apetito, escape utópico de los problemas y evasión de la realidad, al igual que actividades lúdicas que producen placeres momentáneos, y otras compensaciones a corto plazo, pero que igualmente provocan dolor, desastre, desolación y un sin número de problemas a corto y mediano plazo, entre otros tantos motivos y decisiones propias de las personas que deciden emprender un camino escabroso y complicado que no los llevara a ningún sitio más que al de la muerte, aunado al daño que le causan a sus semejantes principalmente al círculo más inmediato que es la familia con el daño moral, económico y social, igualmente a los amigos, y por supuesto la misma sociedad, lo anterior en el mejor de los casos que solo sean consumidores y en el peor de los casos en que ya se dediquen a actividades contrarias a la ley con lo cual el daño social es inimaginable.

Entonces pues plausibles son todas las acciones de prevención encaminadas a reducir los factores de riesgo, pues nunca estará por demás cualquier intento que se haga en torno a orientar a nuestros jóvenes y esto es, y debe de ser en primer término desde el núcleo familiar, la misma sociedad y por supuesto los programas de prevención en el consumo de drogas desde las instituciones gubernamentales de manera proactiva, y que sin duda dichos programas juagaran un papel preponderante que representa una de las partes cruciales para la solución del problema que día a día se agudizan de manera estrepitosa, de tal suerte que orientar y buscar la motivación en los jóvenes para que una vez que se haga conciencia en ellos y conozcan lo maléfico del consumo drogas, tomen nuevas alternativas de convivencia y de sano esparcimiento, sin que exista la tentación del consumo de cualquier sustancia toxica para sus vidas, pues necesitamos una juventud sana y enfocada en su pleno desarrollo, y para ello la prevención de las adicciones es primordial para proteger a las y los jóvenes.