Sin duda las guerras han acompañado al ser humano desde el inicio de la civilización y continuaran acompañándolo si no somos capaces de cambiar nuestras formas de pensar, sentir y sobre todo en un buen manejo geopolítico de nuestra coexistencia, las guerras suelen ser el producto de ambiciones ocultas, de intolerancias, de egos humanos y sobre todo de una gran injusticia con una pizca de estupidez humana; en vísperas de un conflicto mundial armado de niveles y proporciones inimaginables, en donde en varios puntos geográficos de la única casa que tenemos como seres humanos que es la tierra se están desarrollando conflictos armados como el de Ucrania y Rusia, por otro lado Israel y palestina y en los últimos días Israel e Irán con una intervención de Estados Unidos, y en consecuencia el mundo pende de un hilo tan delgado que en cualquier momento se puede romper por la estupidez humana que rompería el endeble orden mundial. (Tal parece que no aprendimos nada de la primera y segunda guerra mundial)

De acuerdo a algunas reflexiones filosóficas sobre los conflictos bélicos Según platón el estado natural de las ciudades era la guerra y de hecho la prueba era que estaban en guerra continuamente entre ellas. Tomas Hobbes sostenía que “el hombre es un lobo para el hombre” y que el estado natural del ser humano es el conflicto. Las sociedades vendrían a haber modelado ese instinto natural a la violencia del ser humano, pero sin haberlo apaciguado completamente. Esto es lo que Hobbes denominaba “contrato social”, por el cual los seres humanos admiten un arbitraje en sus disputas en forma de derecho. Por otro lado para Friedrich Nietzsche la guerra no es solo inevitable y natural, sino que es necesaria. Pues para el autor solo el estado de guerra permite que el ser humano de salida a las pasiones del alma que una sociedad decadente ha tratado de apaciguar. Según el autor la guerra es una vuelta al estado de naturaleza del ser humano en el que se transforma a mejor, destruyendo la persona que era anteriormente, y las sociedades también cambian. Por último y en contraposición a estas posturas filosóficas según Aristóteles discípulo de Platón, opinaba todo lo contrario a su maestro asentando que la naturaleza humana no lleva necesariamente al conflicto. Pues el ser humano es de hecho el único animal capaz de apreciar la diferencia entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto entonces para Aristóteles somos más bien el único animal capaza de evitar el conflicto, pues es la razón del ser humano la que nos lleva a poder discernir lo que es mejor para nosotros, y el conflicto no lo es precisamente.

Sin duda la historia representa las enseñanzas de un pasado que mucho tiene que ver con nuestro presente, a propósito del 111 aniversario de la toma de zacatecas, una de las batallas más épicas que se registraron en el periodo de la revolución mexicana, la batalla de zacatecas fue un hecho histórico que marco el antes y el después de la revolución mexicana, un hecho que nos debe llamar a la reflexión, pues si bien la batalla fue una de las más épicas de ese movimiento armado, el cual marco la derrota usurpador Victoriano Huerta, con las implicaciones políticas que sentaron las bases de una ideología que delinearía el porvenir de nuestra nación, una batalla épica por lo que representaba en ese momento y que de igual manera como todo conflicto armado dejo muerte y desolación, aunque de las cifras exactas de muertes y heridos no se tiene un dato fidedigno, se estima que fueron entre cinco mil y siete mil los muertos que dejo dicha batalla, además de una ciudad devastada por las consecuencias de la gesta armada, donde según algunos datos de los historiadores y relatos de personas que les tocó vivir en esa época, hubo hambrunas y enfermedades que provocaron más muertes, además del éxodo hacia otros puntos geográficos del país, dejando una ciudad con apenas quince mil habitantes, que dicho sea de paso un estado que no se recuperó en lo inmediato hasta pasadas varias décadas, en nuestros días nos están tocando vivir otras batallas no menos importantes contra la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la intolerancia, la injustica, la ilegalidad, la modificación negativa de valores y principios que tuercen sus verdaderos conceptos, preceptos que se tienen que fortalecer para una adecuada delineación del futuro de nuestra sociedad, pues si no tomamos conciencia de la importancia que tiene el construir una sociedad más justa, más equitativa, menos violenta, que siente sus bases en una cultura de la legalidad y una coexistencia orientada a la construcción de comunidades de paz y armonía, en el futuro tendremos sin duda una sociedad con más entropías sociales que virtudes.