Sin duda el único camino asequible que tenemos como sociedad frente al problema de la violencia nos llama a la reflexión en plena conciencia y que esta nos dice marcha y toma acciones para evitarla y erradicarla de la cotidianidad, pues a nadie nos gusta vivir los estragos que esta causa tanto en lo individual como colectivo, y para tal efecto tenemos que encontrar los cauces necesarios para evitarla, de ahí la importancia del llamado a prevenirla y entre algunas concepciones que aluden a la prevención y solo por citar un par de ejemplos tales como:

Se llama prevención del delito al conjunto de medidas de índole de política criminológica a la cual se le concibe como un instrumento de cambio social que busca romper la incomunicación que existe entre los planificadores de diversas actividades y sectores y dirigir sus acciones hacia una sola resultante que es la justicia social, y que para ello se involucra desde la acción política, económica, social, cultural y por supuesto la seguridad, encaminadas a impedir que se produzcan actos de violencia. Que, desde un punto de vista general, es procura reducir al máximo los motivos, los medios y las oportunidades para el cometimiento de delitos. No obstante, también busca atacar las causas y factores sociales de la delincuencia, fomenta los valores, la inclusión, la educación, el deporte, entre otras tantas acciones que se pueden hacer desde lo individual y colectivo.

Igualmente podemos señalar que, en otra definición, la Prevención significa acción y efecto de prevenir. Se refiere a la preparación con la que se busca evitar de manera anticipada un riesgo, un evento desfavorable o un acontecimiento dañino. Así como desde la medicina se pueden prevenir enfermedades, la prevención del delito es precisamente evitar o reducir al máximo los delitos.

Y abundando un poco más en el concepto entonces pues ¿qué es prevenir? y otra respuesta será el de realizar acciones para evitar o reducir el daño de una situación que nos amenaza. Cuando nos referimos a la prevención de la violencia estamos hablando de acciones que tienen como finalidad reducir las causas y factores que originan los riesgos de que una persona sufra o ejerza violencia sea cual sea su nacionalidad, grupo etario, género, clase social, características físicas, ideas u orientaciones sexuales.

Y muchos nos podremos preguntar ¿por qué prevenir? si yo no tengo problemas ni causo problemas a nadie, y aun con esa premisa de mi realidad, la verdad es que de manera indirecta la violencia nos afecta en lo individual y colectivo, de ahí la respuesta a la pregunto del ¿por qué prevenir? entonces pues será para evitar la violencia y la necesidad de construir estrategias a partir del reconocimiento de las causas y factores que la producen y reproducen. Debemos tener presente que la violencia adquiere diferentes rostros según la población, el ámbito y contexto en que se presente; para prevenirla, son necesarias acciones de corto, mediano y largo plazo, que trasciendan los cambios de gobierno o administraciones para poder conseguir verdaderos resultados.

Sin duda Prevenir la violencia es un reto. Por un lado, exige evidencia de que se están realizando acciones eficientes y eficaces para enfrentarla en el corto y mediano plazo; y, por otro lado, implica un trabajo de largo aliento para transformar prácticas y creencias culturalmente arraigadas que sin duda en muchas ocasiones la hemos normalizado, y debido a esta normalización la invisibilizados y justificamos.

De tal suerte que se hacer impostergable prevenirla, realizando acciones para fortalecer la seguridad ciudadana; con distintas tareas como el fomento de los valores y el cultivo de una cultura de la legalidad para disminuir las amenazas que impiden que las personas en lo individual y colectivo logren su máximo potencial, lo que redunda y limita el desarrollo personal y colectivo. Por ello para alcanzar la seguridad ciudadana se requiere de la participación de todas y todos desde los tres niveles de gobierno, las empresas, la academia, las organizaciones de la sociedad civil, los medios de comunicación y por supuesto de cada uno de nosotros, desde los diferentes grupos sociales en los que nos desenvolvemos: empezando por la familia, el trabajo, la escuela, la iglesia y el club de deportes entre otros, y que la actitud proactiva sea la pisca que dé el buen sazón a la prevención de la violencia en nuestros hogares, nuestras calles y comunidades.