Las defensas mentales son las barreras de contención para que crisis como la pandemia no hagan mella en nuestra salud emocional.
Igual que el cuerpo cuenta con herramientas para combatir virus y bacterias y salvaguardar la salud física, la mente dispone de sus propios mecanismos que la mantienen en equilibrio, y que forman el sistema inmunitario psicológico. “Por una parte nos ayuda a enfocar nuestros objetivos en la vida en todo momento y, por otra, a protegernos frente a situaciones conflictivas. Ayuda a gestionar mejor el miedo, la ansiedad y el estrés”.
Mantener en forma nuestras defensas mentales es fundamental para sobrellevar situaciones adversas como la crisis epidemiológica a la que se enfrenta la sociedad en estos momentos. Un buen escudo psicológico nos aleja de la negatividad y es fundamental para adaptarse, con optimismo, a las circunstancias. ¿Pero, cómo fortalecerlo?
Cuando nos anticipamos a una situación desagradable, el córtex prefrontal simula una “realidad” basada en el potencial sufrimiento. Sin embargo, cuando el escenario sucede, la respuesta suele ser mejor de lo que esperábamos. Lo que explica esa positividad inesperada es el poder del sistema inmunológico psicológico. Las situaciones desafortunadas tienen un golpe más débil de lo que parecían.
Esta barrera nos permite sobrellevar no solo los pequeños problemas cotidianos, sino también situaciones muy complicadas. Es cierto que ante hechos traumáticos tenemos que sucumbir en la tristeza, pero la calidad de nuestro sistema inmune facilitará la recuperación.
Defensas alimentadas por pensamientos.
Se trata de un mecanismo automático que todos los humanos tenemos. Lo desarrollado que esté dependerá de la calidad de los pensamientos y sentimientos. Para activarlo, reforzarlo y mantenerlo en estado óptimo es necesario integrar los roles del ego para aprender a percibir la realidad cotidiana desde ópticas más alegres y felices. Ante la mayoría de acontecimientos de la vida podemos pensar positiva o negativamente, y eso afianzará o debilitará nuestro sistema inmune mental
Se puede establecer un paralelismo en la consolidación de la memoria psicológica e inmunológica. El sistema inmune recuerda los contactos con antígenos creando células T de memoria, que duran meses o años, y ayudan al cuerpo a reconocer una infección previa, respondiendo rápidamente en caso de nuevo contacto. Lo mismo pasa con el sistema inmune mental, los engramas influyen debilitando su activación, dependiendo de su signo e intensidad. Si se erradican los engramas generamos un estado emocional que nos permite actuar con mayor eficacia y seguridad en el futuro.
La resiliencia, clave en la salud mental.
Tener la capacidad de adaptarse a situaciones adversas es esencial para mantener un sistema inmunológico psicológico saludable. El sistema inmune psicológico está relacionado directamente con la resiliencia, ya que las personas resilientes tienen pensamientos positivos frente a los hechos traumáticos que les suceden, por lo que están reforzándolo constantemente.
El sistema inmune psicológico se ve favorecido por la resiliencia, pero también por una buena autoestima y la práctica de la psicología positiva. Autoestima no es sinónimo de narcisismo o amor propio, sino de sentimiento de bienestar con nosotros mismos. Cultivarla consiste en focalizar sobre los aspectos positivos de nuestra personalidad, tratando de ponerlos en valor para contribuir a mejorar nuestro sentimiento de bienestar”. El narcisismo y el amor propio son roles de ego que, en lugar de hacernos resilientes, nos convierte en demandantes y nos sentimos víctimas de la situación.
Desde hace mucho tiempo se tiene constancia de que el optimismo, la esperanza y la resiliencia favorecen la salud física. El sistema inmune psicológico es el componente cognitivo y emocional que facilita la protección del sistema inmunitario, interactuando con los componentes biológicos del mismo. Los estados mentales positivos favorecen la inmunoactivación, mientras que los negativos contribuyen a la inmunosupresión. Integrando los roles del ego se activan los primeros, favoreciendo al sistema inmunitario psicológico.
Si bien dicho sistema inmunitario psicológico surge de forma innata, ciertos hechos traumáticos que han implantado engramas en la persona, pueden mermarlo. Afortunadamente, los engramas pueden eliminarse, al igual que también se pueden integrar los roles del ego.
Estar libres de engramas y con los roles de ego integrados potencia nuestra autoestima y nos permite tener control sobre nuestros pensamientos, dirigiéndolos hacia las situaciones racionales y positivas. De esa manera nos damos cuenta que no es importante lo que sucede, sino lo que pensamos de lo que sucede. No podemos cambiar los hechos traumáticos, pero si la forma en que nos afectan; si cambiamos la forma de pensar (siendo coherentes), tendremos pensamientos más racionales.
Cuando focalizamos sobre nuestras negatividades estamos favoreciendo cambios neuroquímicos negativos que debilitan la respuesta inmunitaria e incrementan un estado de salud mental negativo. De modo contrario, cultivar la esperanza, la alegría y la visión positiva de la vida producen una modificación en el sistema neuroendocrino, activando el incremento de endorfinas así como de determinados neurotransmisores como la dopamina.
No dejemos el timón de nuestra vida en manos de engramas y roles del ego.
La Psicoauditación ® es la única técnica que puede desactivar esos engramas implantados en la persona y la Psicointegración ® erradica definitivamente los roles del ego, que son un lastre para la Evolución espiritual.
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